sábado, 18 de agosto de 2012



Supongo que en el fondo todos estamos muertos de miedo. Cagados. Tan acojonados que no podemos siquiera pensar en ello con claridad.
Salimos de fiesta. Nos emborrachamos. Follamos. Tenemos móviles con pantalla táctil. Tenemos tanta ropa en el armario que podríamos vestir con ella a treinta personas al mismo tiempo. O a más. Tenemos cámaras réflex, cabellos teñidos, rastas, tacones de 10 cm. Tenemos esposas y lubricante en el cajón de la mesita. Tenemos ganas y tenemos prisa.
Pero solo hay una cosa que importa en realidad; todos tenemos algo que esconder. 
Y es el miedo a nosotros mismos lo único que nos frena. 
No tengo nada que ofrecer ni nada que explicar.
Al fin y al cabo, nadie me preguntó si quería venir a este puto mundo.


¿Y a ti?



No hay comentarios:

Publicar un comentario