lunes, 21 de mayo de 2012





"Si como un solo bombón más, reviento", dice mientras se lleva a la boca otro de esos dulces cuadraditos de chocolate. Sonríe mientras me mete a mí uno también. Luego se levanta y se abrocha los pantalones. Con la cabeza bocabajo sacude su pelo varias veces con las dos manos. Parece un león cuando se incorpora. 
Una leona.
- Te voy a echar de menos. Una tarde entera es demasiado tiempo, ¿no te parece?
Me sorprende la dulzura con la que lo dice.
- Demasiado, definitivamente. - Contesto con la misma ternura incorporándome un poco en el sofá. Se inclina sobre mí para darme un beso. Se separa un poco, me mira, y me vuelve a besar. La abrazo y la atraigo hacia mi cuerpo con fuerza hasta que pierde el equilibrio y cae sobre mí riendo.
- Si empezamos así no llego, ¿eh? - Bromea.
- Pues no llegues... - Vuelvo a besarla y deslizo ágil mi mano entre sus piernas, por encima de su pantalón.
 Dos minutos más tarde ambas nos hemos olvidado de a dónde tenía que ir y casi una hora después sale presurosa por la puerta, aún sudorosa y despeinada.


Pero, al fin y al cabo, es la chica más preciosa del mundo. Y la chica más preciosa del mundo tiene derecho a cualquier cosa.
 Incluso a llegar tarde.





lunes, 14 de mayo de 2012

Eterno retorno


Te despiertas en una cama extraña, rodeada de personas extrañas, tan ajenas a ti que las sientes cerca, muy cerca, como si aún estuvieran dentro, bailando al compás de la cadencia de tus caderas. 
Te has extinguido, te has dejado extinguir. Has tocado fondo. Te has ahogado en la intensidad de la vida. Del amor. Del sexo. Del siempre y del nunca. Y ahora te estás creando. Ya sin nada que perder. Ya sin nada que esperar. 
Otra vez ha vuelto el caos. Y ha vuelto para quedarse. Y ya sabes lo que pasa con él: Sois indisolubles. No puedes enfrentarte a ello, solo puedes dejarte llevar.
Y esta vez, mientras me dejo llevar, voy a intentar pasármelo bien.